jueves, 16 de enero de 2014

“Curioseando” la alimentación de los animales del Zoológico de Guayllabamba.

Por: Jessica Naveda
23/10/2013
¿Qué comen los animales del zoológico mientras soportan el cautiverio? Ellos se alimentan de todo desde carnes hasta frutas, esto ya depende del paladar que posee cada “comensal”.
Hay animales que comen frutas como sandías, mangos, plátanos y por supuesto tienen que estar frescas dichas frutas. El oso de anteojos llamado así antiguamente porque tiene una máscara amarilla en forma de anteojos alrededor de los ojos, goza de una dieta a base de frutas. Los del Zoológico son comensales exigentes. Al oso de anteojos, por ejemplo, le dan miel de abeja, carne de caballo o burro en pocas cantidades, nos comenta Katy Álvarez guía del zoológico.
 El menú incluye carne fresca para los felinos, insectos para las ranas, pescado para las tortugas mordedoras, frutas y semillas para las aves y monos. Pero hay excepciones. No a todos les gusta su comida fresca - los cóndores, por ejemplo, comen carroña.
Comer manjares exquisitos quizá es la manera que tienen los animales para soportar el cautiverio. Darles una comida nutritiva y que sepa a gloria es una forma de compensarles el hecho de ser objetos destinados al placer ajeno.
De cada uno de los gustos alimenticios de los animales se encargan cinco ayudantes de cocina. Trabajan para una multitud. Deben preparar alimentos para más de 50 especies. La mayoría de los animales se alimentan temprano, los ayudantes de cocina madrugan.
Los platos de los animales tienen que estar limpios. Las sirven en un mesón circular en la que los ayudantes de cocina, de pie, trabajan. Ahí pican frutas y vegetales, proporcionan carnes que se sirven crudas. Cada dieta está medida. Tantos gramos de uvas, tantos de mango, tantos de pollo. A los animales hay que alimentarlos bien pero jamás en exceso, no vaya a ser que se empachen.
Las serpientes, en cambio, se alimentan cada 10 ó 15 días y solo de comida viva, cuerpos con la sangre aún caliente: roedores. Una presa muerta, por más hambre que tengan, no se la comen. En el Zoológico crían ratas para dárselas. Es un ritual que se hace temprano, antes de que se abran las puertas al público.
El Zoológico no es circo. Aunque queremos ver actos circenses, la serpiente atacando tras el vidrio que nos divide, el león saltando con su rugido de espanto, las garras del jaguar amenazante sobre la reja, en el zoológico los animales, por lo regular, duermen, descansan, no nos miran como presas gracias a eso que llama calidad de vida. La tranquilidad de los animales es también seguridad para los 41 trabajadores del zoológico, las 280.000 personas que en promedio, al año, vienen.
Los leones son un poco más complejos de alimentar. Las puertas de su escenario de exhibición se abren, ellos pasan por túneles hasta unas jaulas. Terminan de comer y salen nuevamente a su mini parque.
 Que un león ruja a medio metro te aturde, saltas asustado. El corazón se agita, el miedo aparece, no importa que se encuentre detrás de una reja. La mirada de los felinos también es brutal. Si lo miras a los ojos, el león no come. Se concentra en ti, muestra sus colmillos, te hace saber que él es el rey, tú un visitante molesto, hasta que inevitablemente volteas la cabeza.
Disfrutan de su almuerzo como si fuera lo último que comerán. El león se come siete kilos de carne de caballo. Entre todos los felinos del parque se comen 110 kilos de carne todos los días, casi un caballo entero cada 48 horas.
La carne es lo único que no se compra en el mercado del Zoológico. Los caballos los donan para sacrificarlos. Vienen de fincas. Caballos ancianos, enfermos, accidentados. En el Zoológico también los alimentan, los recuperan, les garantizan una vida tranquila en sus últimos días.
La muerte de un animal  es uno de los asuntos más difíciles en el Zoológico. Con los animales se establece un vínculo afectivo fuerte. Quizá uno más genuino que el que se establece con una mascota. Los animales que mueren en el Zoológico se creman. Y no les interesa disecar a los animales que mueren. Sería muy macabro verlos como piedras.
Cerca de las otras tortugas galápagos se observa una esfinge en honor al solitario George, aunque un poco exagerada en su tamaño.
El zoológico surgió con animales del antiguo Zoológico Militar, entre ellos, una pareja de leones recuperados de un circo, un jaguar, galápagos y osos de anteojos como Pablo, dice Katy Álvarez.

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