martes, 21 de enero de 2014

El dulce sabor de vivir

Por: Víctor Hugo Silva.


He aquí el ejemplo de un buen sitio que podría llegar a ser excelente si lograse difundirse de mejor manera. Bien ubicado en San Marcos, en la popular “Mama Cuchara” barrio tradicional de la capital, dispone de un local ideal para este tipo de servicio. Desde la entrada uno puede percibir el suave aroma a especias naturales y así adentrarse a esta nueva propuesta. Desde su acogida, a cada paso, se puede uno fijar en los detalles que acompañan la atención de este muy particular lugar.
Luces enmarcadas por botellas recicladas. Verde, pardo, verde, pardo, es el juego colorido que da la bienvenida a sus visitantes. En sus paredes, un camino de flores guía al paladar. Alrededor de quince escalinatas de piedra y abrazados por el frio de las seis y treinta de la tarde –invierno-  son al parecer obstáculos a los que uno debe enfrentarse para acudir al llamado de los dioses, o mejor dicho al del vientre. Al final de los escalones, un Quinde colocado intencionalmente en la pared, tintinea, es el llamado para que se abran las puertas de ingreso a la segunda planta. De ahí, la aventura cobra otro matiz.
Extasiado con el aroma, Diego, empleado del local,  nos da la bienvenida.
Si con ese buen agrado uno es recibido, como no volver a esos sitios que le hacen sentir como en casa. Empieza el viaje, un mundo de sabor, color, armonía y delicadeza nos espera. En cada uno de sus espacios se nota la dedicación que su dueña, Lorena Criollo, y su hija, << llevan como buena tradición familiar, el mismo nombre>> le han brindado a este lugar, no solo de comida sino también de artículos “underground”, comenta entre risas.
Un tono de recuerdo que acompaña a la memoria, ayuda a transitar por los pasillos. Las tablas rechinan a cada paso que damos. Acompañados por la emoción, no se sabe ni por donde empezar, al rato, la mirada queda flechada por una bicicleta, empotrada  en el suelo, pero en su parte trasera llevaba una licuadora. Desde allí empezaría el descubrimiento de este espacio muy especial.
Dispone de un patio muy al estilo español. Un árbol de pino, una pileta, donde al criterio de muchos, las personas depositan sus sueños. Tres mesas de cristal, varias luces colocadas, al parecer, en una especie de tendedero iluminan el ambiente y esta peculiar bicicleta, asentada en el lugar, marcan la pauta de lo que será una aventura de muy buen gusto.
Tratándose de un restaurante alternativo, la decoración utiliza solo materiales que puedan ser reciclados y reutilizados –casi todo—. Botellas cortadas por la mitad, son parte de una lámpara echa a mano. En su base se puede divisar una tetera, que al parecer, era de la abuela y no quedaba mas remedio que darle un mejor uso y así encender el deleite de los visitantes.
Máscaras y figuras de animales representativos de la sierra y costa ecuatoriana, acompañan la sala galería, que no solo ofrece artesanías realizadas por manos ecuatorianas, sino productos orgánicos elaborados por sus dueños. Las mermeladas de sabores exóticos: papaya, jengibre, ajonjolí, kiwi, son algunos de los frutos y especias que se utilizan en la elaboración de las mismas.
-Las personas se acercan y preguntan, ¿cómo hace sus productos?, pueden visitar su cocina.
-Sí, responde doña Lorena << pero le gusta que le llamen Pastora>>- , mientras hace una mezcla a base de especias y vegetales-
-Y.., ¿ustedes qué les comentan?
-Que son ingredientes totalmente naturales, pero que la receta, se queda bien guardadita en la familia…
-¿Usted es algo curioso, me dice?, -sonríe-
-Bueno es parte de la profesión y un síntoma del ser humano – respondo-
-En eso tiene razón, la gente se acerca y desea saber cual es el secreto, pero como le digo, eso se queda bien guardadito…
Nos seguimos adentrando cada vez mas en este mundo de ideas multifacéticas y coloridas, descubriendo que las manos del Ecuador no solo que atrapan penales  en los partidos de final de Copa Libertadores de América, sino también, pueden apoyarse en la elaboración de bisutería muy sutil y novedosa, - de hecho, todo aquí es novedoso- por lo que se podía admirar en ellas. Nos comenta, su dueña,  “el detalle está en la fabricación y dedicación que ofrecen al trabajo que hacemos” todo es hecho a mano, aquí nada es, ni trans, ni prefabricado.
“Las personas se sienten a gusto con la elaboración de artesanía ecuatoriana, no se diga el caso de los artículos de uso femenino”, nos comenta, haciendo lucir su juego de pendientes de color azul cielo. Se pueden encontrar accesorios como: carteras hechas con envolturas de frituras, billeteras tetra pack, monederos de casetes, carteras discográficas, partes del computador utilizadas como adornos para el refrigerador, prendedores hechos de masa pan, aretes con vistosos colores y formas, pulseras con destellos de piedras y tejidos a mano, etc.
Aún así, ante este mundo de cosas,  lo que más llama la atención, y sin lugar a dudas, es su invento, muy gracioso e intrépido, en cuanto a su accionar. Cuenta su dueña “es de ver a la gente, como disfruta que la bicicleta este en el patio, y más aún que tenga una licuadora a bordo”, pues así lo asegura doña Pastora, como gusta que la llamen sus amigos, ahora convertido en uno más de ellos, podemos disfrutar de una charla mas amigable. Pastora, la propietaria de este sitio muy especial nos cuenta que la casa es suya, pero la idea no, como nos lo afirma entre risas.
Es un lugar que procura dar rienda suelta a la imaginación, y así nos lo demuestran con la “bici-licuadora” pasamos a ser parte de esta gran aventura de sabor y color. Entre risa y mucho asombro nos cuenta: “la idea fue de mi hija, ella es la que está manejando el restaurante, la gente se queda asombrada al ver la licuadora situada arriba de la bicicleta, muchos creen que se van a desparramar las frutas en sus espaldas o se mancharan sus camisas por el movimiento a causa del pedaleo…”  pero sin lugar a dudas una buena y saludable manera de hacerse un buen jugo, además que sale en promoción, dos por uno.
Pero mucho ojo en los detalles, en cuanto a la comida se refiere, ofrece una gran variedad de platos típicos del Ecuador, pero al mejor estilo vegetariano y por que no decirlo, una sana y distinta manera de darle sabor a la vida y  transportar al paladar al éxodo de la amargura.
En su carta de presentación resaltan sin lugar a dudas los alimentos vegetarianos, así nos adentramos en su -república independiente- como  llame de cariño a su cocina, es que allí no mete mano ninguno, mas que ella y sus personas de confianza, mejor dicho, casi nadie. De esta manera logramos el cometido y desde una ventanilla podíamos divisar el color vino tinto de su mandil de trabajo. En una de sus esquinas pude observar un nombre que decía: “OKARA”.
-doña Pastora, ¿qué significa “OKARA”?
-“OKARA” significa…- cómo le digo-
-ummmm- significa, el residuo de la soya, en japonés, de hecho tenemos un producto llamado “soyoneza”, muy apetecido por la gente.
Mientras prepara el pedido para un cliente. Nos comenta. “La comida o mejor dicho la cultura alimenticia que llevamos es muy mala, fíjese, comemos solo carne, nos comemos el dolor que produce la muerte del pobre animalito – se aflige- , de la alimentación depende todo, todo esta en ella, de ella pende nuestro carácter, nuestro estado de ánimo, nuestra forma de vida, de la alimentación depende hasta la forma de proceder de la gente,  -agita sus manos- nos indica que las personas consumidoras de carne tienden a ser más agresivas, - viscerales- no les es fácil controlar sus impulsos, se enferman de todo, envejecen más rápido, todas las enfermedades que tienen los animales, las tenemos todos, el dolor, la angustia que padece el animal al ser sacrificado queda en la carne y eso produce en las personas, la ira. La rabia.
-Imagínese… uno camina por la calle, medio le topan, y se regresan y le insultan o le quedan viendo mal, todo esto es a causa de la mala alimentación, no les importa nada, al ingresar al servicio público es lo mismo o peor, ingresar es meterse a una estampida.
Los animales engordan a base de hormonas, transgénicos, cultivos que no se sabe donde o cómo los producen, la sociedad necesita mejorar su estilo de vida, llevar una dieta sana, alimentarse sanamente…
Luego de una charla alimenticia, nos dirigimos a nuestro lugar para comer, es un momento muy especial, primera comida completa vegetariana, al mas puro estilo de la doña “Pastora”.
Ahora si, viene la carta y en ella se ve reflejado todo el amor que dedica a cada una de sus presentaciones y platos a servir, esta ocasión y siendo mi una de mis comidas preferidas, opté por una hamburguesa, y que mejor sino al estilo vegetariano, un plato andino, <<que no era más, sino un llapingacho>>, té de coca sería el acompañante de un buen quimbolito. Para cerrar la noche y alegría por conocer un lugar tan maravilloso, nada mejor que un buen vino de la casa, al puro estilo hervido.
Unas tortillas acompañadas con carne de soya <<llamada también, carve>>  y servidas con salsa de alto gusto, es lo que nos invita a probar la Chef “Pastora” y su ayudante, Paulina, una compatriota afro descendiente, que con sazón y alegría, brindan sabor y dulzura, además que con su carisma, atraen a sus comensales. Realmente no había saboreado una hamburguesa tan sabrosa. Otro sabor. Otras texturas merodeaban mi paladar. Suavidad. Sabor. Éxtasis.
Con mucha dedicación prepara cada uno de sus platos, que además de ser saludables, conservan, como nos cuenta, mucha pasión ecuatoriana. Además de poseer una gran variedad de ají, del cual no pretenden tomar partida, pero muestra que hay muchas clases de este y que en el restaurante pretende una mención especial: ají de pepa de zambo, ají de hierbas, ají de chochos y el infaltable ají de maní, que acompaña a  todo lo buen quiteño, que sabe, <<donde hay buen ají, hay buena comida. >>.
Al degustar la comida puedo sentir el esfuerzo y la dedicación en cada una de las presentaciones, que sin ir a la exageración a uno le ofrecen una gran variedad de sabores a combinar en el paladar, su textura y sabor son únicos, tanto en beneficios como en sabor tienen el agrado hasta de los paladares mas exigentes.  Esta, una nueva propuesta sustentable, turística, cultural y eco-lógica como la llama su emprendedora, Lorena Criollo, se levanta en el centro de la ciudad capital, rodeada de un paisaje símbolo de la urbe, contemplarlo a la luz de la luna es una de las mejores alternativas y propuestas que se pueden hacer como otra de las opciones gastronómicas que brinda la ciudad.
Disfrutando de mi comida, pude escuchar los comentarios de una pareja de casados, un señor de alrededor de cincuenta años le decía a su esposa:
-Que delicia, este si es un sabor especial, totalmente diferente.
- Y con más de astucia, la increpaba.
-Ojala sea así la comida en la casa, de lo contrario tocará venir todos los días acá, y llenarse de placer, -por que esto si que se merece que lo llamen así-, decía aquel señor a su esposa, que no hacia nada mas que comer. Mastica y traga, mastica, hace caras lo disfruta y vuelve a tragar.
“La cocina moderna posee una gran variedad de avances científicos, este no es el caso de nuestra carta de presentación, queremos que las personas lleven un mejor estilo de vida”, asegura y así brindar una nueva alimentación, pero al mejor estilo de nuestro país.
Desde tiempos remotos el hombre ha intentado por medios de cocción elevar el sabor mediante la combinación de sabores y productos, llegar a resultados gastronómicos suculentos y apetitosos.
Igualmente ha buscado motivar al gusto y consumo de sus preparaciones a partir de una buena presentación y decoración, es así que esta alternativa de comida se exhibe con la mejor estrategia de presentación, herramientas adecuadas para el goce total de la comida, que como uno de los placeres más agradables, tanto como el sexo y las necesidades biológicas, las cuales se vuelven entre sí, los mayores exponentes de lo que podemos llamar vida sana y natural.
Y no era de esperarse menos de estas emprendedoras quiteñas al mando de esta cocina, bueno realmente no son de la ciudad, llegaron como hace veinte años nos supo indicar “Pastora”.
De allí la importancia de que es lo que presentan a sus comensales, “el papel que representan cada uno de los platos es fundamental y al momento de aderezarlos ni se diga” trátese de vegetales, existen una gran variedad de propiedades que estos ofrecen a nuestro cuerpo, no menos importan las frutas, de ahí nació la idea de la “bici-licuadora”, una idea que tiene ya sus adeptos, desde que empezamos.
Casi que adentrándose mas nos comenta” la influencia que tienen los colores, cuya tonalidad y acertada combinación constituyen en el santo y seña del punto óptimo de cocción, en cuanto a la preparación que se este efectuando. Cortes, colores, temperaturas, recipientes y artefactos, son los componentes que dan esta coreografía necesaria para ser parte de este mundo gastronómico.

La experiencia deja muchas satisfacciones, no solo que se logra compartir un espacio nuevo e innovador y sobre todo acogedor, lleno de tradición, historias y formas bizarras, que nos transportan nuevamente a nuestra infancia, donde queríamos introducir a la licuadora todo cuanto se aparezca frente a nosotros, y crear mundos de colores sin importar a que puedan saber, salir de ellos o quien pueda aparecer.

1 comentario:

  1. Mis sentidos organolépticos están ansiosos por ir. Que lugar tan fascinante!

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