jueves, 16 de enero de 2014

El primo Juan

El primo Juan
Por: Lenin Vilatuña
Las canas son de las iras que los alumnos le hacen tener, sus manos rasposas y maltratadas son producto de tanto manipular las viejas tizas de polvo del pizarrón de la clase. Usa lentes, pues los necesita para ver con claridad las patojas letras de los niños de segundo grado que prenden a escribir. Ella es Mercedes Cepeda, madre de familia y próximamente abuela  de 55 años. Ha vivido siempre en el la tranquilidad del pueblo de Tambillo, localizado a 35 minutos de la ciudad de Quito, en el cantón Mejía. Entre las principales vías más importantes para el transporte en el centro norte del país, la vía férrea, la Panamericana Sur y la autopista General Rumiñahui. “Es una ciudad que camina paralelo al desarrollo del Distrito metropolitano de Quito”
Como todos los lunes regresa muy temprano  de la Unidad Educativa América y España de Tambillo,  escuela donde es profesora por más de 25 años. Al llegar a la vereda de su casa, escucha un “ring”  y abre con apuro las puertas,  pues alguien llama al teléfono.
-            Buenas tardes. Contesta amablemente, característico de una profesora.
-            Con Mercedes Cepeda por favor, responde una voz que nunca antes la había escuchado.
 Dubitativa y pensativa. – Si con la misma, ¿con quien hablo?, responde Mercedes. De inmediato entabla una conversación con el hombre desconocido, aparentaba es un hombre de avanzada edad y muy cortés. Pregunta a la maestra que si no se acordaba de él, nerviosa Mercedes, responde que no.
-       ¿Que no tienes algún familiar en Estados Unidos?
Mercedes suelta el primer nombre de un familiar que se le ocurre que está en el extranjero.
-       ¡Juanito!, exclama llena de emoción.
-        Claro Merceditas, claro que soy Juanito. Es la respuesta inmediata de tipo al otro lado de la línea
Juan Iglesias, primo de Mercedes, con el cual vivió toda su infancia, no se  había comunicado con sus familiares desde hace 15 años, era obvio que su  timbre de voz no iba a ser reconocida después de tanto tiempo.
Después de varios minutos de conversación el primo Juan, sacaba información, preguntando de la familia y de la salud, claro toda la información es entregada fácilmente por la inocente maestra.
Tras anunciar su regreso al Ecuador, el primo Juan desea que toda la familia este presente y unida tal cual él la había dejado hace más de 21 años que lleva viviendo en Boston, Estados Unidos. Pide a la familia Cepeda que se organizaran un gran recibimiento, con comida y fiesta, puesto que llegaba con muchas sorpresas para cada uno de sus primos en Ecuador. Mercedes intercambian números de teléfono celulares para mantenerse en contacto por si surge alguna novedad en el viaje de Juan.
En la familia se comenta la llegada del primo. Acuerdan preparar un gran recibimiento con bombos y platillos. En un bus de alquiler irían a esperar a Juan en el aeropuerto.
Al siguiente día, son las 10 de la mañana, Mercedes, en clase, recibe una llamada. Nuevamente el primo Juan a la línea, esta vez con una mala noticia. Juan en su intento de regresar a Ecuador fue detenido en México, debido a que traía mas de 50 mil dólares en efectivo y no tenía dinero para pagar los impuestos de transporte de esa cantidad.
-          Merceditas ayúdame, habla con el canciller de México para que pueda pasar. Son los ruegos de Juan, mientras dicta el número del canciller
Mercedes ofrece ver que puede hacer por él. Llama a su hija Diana, para que se comunique con el canciller de inmediato.
Cuando Diana llama y se comunica con el canciller, el mismo que pide depositar de inmediato una suma de dos mil dólares para liberar el dinero de Juan, es ahí cuando la astuta muchacha de 21 años, se da cuenta que esta llamada es un robo, que el primo Juan no existe. Se comunica con su madre y le informa que ni se le ocurra hacer una trasferencia bancaria, pues el  primo Juan nunca existió, solo era un tipo que quiso aprovecharse de la pobre ingenua maestra escolar.
Minutos después llama, nuevamente Juan, a confirmar si se lo ayudara o no. Mercedes, decida le dice que no, que nadie tiene esa cantidad de dinero y cierra el teléfono. Esa fue el último contacto con el ladrón.

El alquiler del bus para ir a retirar al primo juan fue suspendido. Esa misma tarde con la comida, y la fiesta lista, la familia Cepeda, con temor y susto comentaban lo sucedido, aunque se sienten felices de no haber depositado alguna cantidad de dinero en la cuenta del supuesto primo Juan. José Rodríguez, de 56 años, marido de Mercedes, opina que este “es un robo inteligente, con mucho astucia, donde gente sincera, humilde, que está preocupada por sus familiares es aquella que está siendo perjudicada”. Y según recomienda la policía nacional en una publicación en el Diario Hoy: lo mejor sería no dar información a ninguna persona desconocida.

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