jueves, 16 de enero de 2014

Griego en el aula 71

Por: Dayana Salcedo
12/2013

                                                       Fotos: Dayana Salcedo

El día llegó pero el profesor aún se hacía esperar. Es lunes y Juan Carlos Jurado, quien enseñaría griego en uno de los talleres, llega parsimonioso y con voz serena dice: señores estudiantes, les informo antes de iniciar clases, que el jueves vendrá un profesor griego a profundizar sobre este idioma. Las expresiones de los alumnos no fueron muy buenas, ¿griego?, nos miramos entre sí.
En la mañana del jueves ya habíamos aprendido a saludarnos en griego, kalimera (buenos días), el saludo debía ser dicho cada vez que alguien entraba al aula. Los garabatos y jeroglíficos no eran visualmente fáciles de captarlos, el miedo y la tensión de las clases se hacían sentir más y más.
Por la puerta del aula entra un hombre recóndito de ojos verdes, alto y un poco pasado de peso, era de onda hippie, aquel hombre es profesor de griego en la Universidad Católica del Ecuador, y para el taller, nuestro profesor por dos días.
Su nombre “Agustín”, de origen Cubano pero de corazón Griego, como anécdota nos comento que vivió siete años en Grecia, admira su cultura y sobretodo su exquisita gastronomía.     
Las clases comienzan con arte griego y significación de los iconos, un Artista Griego a través de la pintura expresa todo lo que quiere decir en su obra de arte, se caracterizaban por la búsqueda de la belleza ideal, recreando el mundo ideal, señala Agustín.
-¡A eso se le llama arte! manifestó con resonancia  mientras  enseñaba unas esculturas griegas, nos explica que el arte de ahora lleva un vacío innato que no podrá ser superado si no vemos la real belleza del arte y que solo se lo podría ver si estudiamos el arte griego, cada expresión que hacia el profesor llevaba a poner más y más atención a los alumnos, nos cuenta Pablova compañera de talleres.
Sus ojos cafés penetrantes y la seguridad que expresaba su rostro, provocaba preguntar cada vez que surgía una inquietud en nosotros. Sin embargo, también era un hecho el no querer interrumpir una clase que se iba convirtiendo cada vez más en algo atrayente, en algo acogedor. Pero uno de mis compañeros, Andrés, decidió preguntar a pesar de lo agradable de escuchar al profesor: ¿porque los griegos expresaban el arte de una manera satírica y compleja?
Con seguridad y con mucha entereza, como un padre que alecciona a un hijo en buenos términos, Agustín responde que el arte griego está muy influido por la filosofía y la religiosidad, cuya característica principal es ser politeísta, con dioses antropomorfos, entre los que destacan Zeus y Atenea. Escuchamos atentos lo que Agustín nos dice, y por un momento, hasta pareció que nos transportábamos al pasado y mirábamos todo un mundo mitológico lleno de magia y misticismo.
De pronto, otra pregunta interrumpe la clase: ¿Por qué las artes griegas han marcado el arte y la cultura occidental hasta nuestros días?
Nuevamente Agustín lanza una explicación sobre los griegos, como dejaron un legado que ha influido decisivamente en el arte occidental. Su amor a la cultura griega, le hacía explicar con sencillez las cosas, que hasta le empezamos agarrar amor al idioma griego y todo lo que la cultura griega implicaba.
Las clases de Agustín fueron víctimas de lo inexorable del tiempo. El jueves dio paso rápidamente al viernes y todos sabíamos que el final había llegado. Agustín no vendría el lunes para el final de talleres. Ahora solo tocaba esperar la evaluación que Juan nos tomaría para saber cuánto de lo dicho en los talleres habíamos asimilado. De todas formas, la experiencia de algo que en un principio asustaba, nos había dejado gratos recuerdos.

Las clases terminaron, pero todos habíamos sido seducidos por el taller. Juan Carlos Jurado quedó maravillado por la acogida lanzando un compromiso de abrir un taller similar para todo aquel que quiera aprender una cultura diferente.

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