jueves, 16 de enero de 2014

HISTORIAS DE VIDA

POR: ELIZABETH SÁNCHEZ T.
Trasladarse dentro de la ciudad se ha vuelto para muchas personas un trauma que se sufre cada día de la semana laboral. Según el transporte del Ecovía la capacidad de la unidad entre sentados y parados es de 180 pasajeros, sin embargo la desesperación por no llegar atrasados hace que la gente se aglomere abruptamente, y en ese espacio llegan a trasladarse más de 300 personas, literalmente se va como sardina.
Dentro de la unidad 13 no hicieron falta las peleas entre pasajeros, en este caso de mujeres, aunque no hubo golpes -tal vez por la apretazón- si existió uno que otro insulto.
-          No se arrime, que no puedes ir a otro lado
-          Señora déjeme de pellizcar
-          Ándate pues a otro lado
-          Que no ve que no hay espacio
-          Retira tu mano y aléjate de mi
-          Señora yo no le estoy faltando al respeto, por favor tenga un poco de consideración no ve que….
-          Ya cállate ignorante
-          Jajajajajaja
Y también no hace falta las conversaciones a veces fuera de lugar y siempre protagonizadas por mujeres un poco adultas.
-            mmm aquí se huele a toda clase de perfumes
-            sí, hasta la de menestra de frejol
-            jajajaja
Con mirada a otro rostro de la sociedad nos encontrábamos con el grupo en la plaza grande, que se encontraba llena de personas de toda clase social, entre niños, mujeres y ancianos. Había un sol radiante y un calor por momentos insoportable.
La ciudad esconde muchos secretos debajo de ella, ¿Pero quién los conoce? …creo que nadie. Diego Velasco, profesor de la Facultad de Comunicación Social, fue el encargado de mencionar algunos secretos que esconde la “Carita de Dios”.
Sabían que debajo de la Compañía de Jesús se realizaron algunas perforaciones con un gigantesco taladro y en la punta de este se encontró oro, las perforaciones se realizaron por motivo de inspeccionar la zona que en un futuro será el camino y estación para el nuevo metro subterráneo de Quito.
La antigua casa de Atahualpa se encontraba ubicada donde actualmente es el palacio de gobierno, la iglesia de La Catedral era el lugar donde permanecía el rayo del sol y el Panecillo, también conocido por los indígenas shungo loma o loma del corazón, era considerada como el templo al sol y el templo de la luna se encontraba en la iglesia de la Merced, además que la calle García Moreno se la denominaba el camino sagrado.
El centro histórico guarda muchas historias y secretos tanto interna como externamente, hechos que se quedaran en los recuerdos olvidados y sepultados por la historia que no se atreve a revelados, pero que serán descubiertos y divulgados por personas quienes se encuentran interesados en frotar las raíces de la sociedad quiteña e indígena. Uno de estos personajes es Diego Velasco, quien asegura no tener miedo a las represalias pues el solo difunde los orígenes de nuestra sociedad.
La cuidad no es la única que guarda misterios, las personas somos quienes más ocultamos sentimientos, emociones, sensaciones y secretos. Sin embargo Ángel Condo, participante del taller Quito Patrimonio Cultural, se sinceró y de una manera franca cuenta su historia, que para él no ha sido fácil de asumir.
Las cosas oscuras que no puedes contar a nadie, es porque lo que llevas escondido es aquello que se relaciona con lo malo y lo horrible. Cuando él era niño sabía que estaba destinado a perder su visión, lo que le ayudó un poco a poder asimilarlo, primero perdió la visión de un ojo aun de niño.
Ángel; cabello negro, largo y ondulado, de aspecto roquero y de contextura delgada, sus ojos de color celeste el derecho y negro el izquierdo; comenta que tiene recuerdos confundidos antes y después de perder la vista, es algo muy frustrante sentir algo que no se lo puedes decir a nadie, por miedo a que los demás sufran por uno, si aún estoy en este mundo es por mis padres.
Cuando perdió totalmente la vista el 6 de enero del 2010, un sentimiento de impotencia y de suicidio constantemente le invadía, es algo que nadie puede comprender. Hay mascaras en mí que se conforman con la de otros. Si estoy aquí es porque el SENECYT me envió aquí, sino estuviera no sé en otro lugar, con otro tipo de conversación o estudiando psicología clínica.
Miguel*, compañero del taller, aseguró que el futuro de Ángel es muy prometedor y cree que en un futuro se sabrá de él.

Michelle*, compañera de semestre, siente mucha curiosidad y admiración por Ángel puesto que su incapacidad no le dificulta tener un buen desenvolvimiento en sus estudios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario