sábado, 18 de enero de 2014

MANOS MORBOSAS EN EL CORREDOR

MANOS MORBOSAS EN EL CORREDOR
Por: Angeline Chicaiza
Mayra Carrillo mujer delgada, de estatura mediana, ojos negros y piel blanca, como todos los días toma el Corredor Sur Occidental que la lleva hacia su casa después de un ajetreado día de universidad. Son casi las siete y media de la noche cuando logra subirse a un bus, a medida en que el viaje transcurre el bus se llena de tal manera que todas las personas que permanecen en el transporte se encuentran apiñadas. Mientras Mayra se encuentra parada a lado de un asiento ubicado al fondo del bus, un hombre que llevaba poco tiempo a su lado se da la vuelta y se ubica detrás de ella. Empieza a rosarla. Mayra puede sentir sus partes íntimas, se siente extraña, trata de evadir la situación, coloca su bolso como escudo. El hombre trata de arrimarse a ella. Al ver la posición firme de Mayra recurre a otra mujer que estaba en otro lugar, y así repite la historia.
“Al ver esta situación en lo único que pensaba es que tal vez, era imaginación mía, pero luego de unos momentos me di cuenta que este tipo era un morboso, ya que más adelante en el recorrido, a otra chica le hizo lo mismo, porque esta chica se subió con falda. Desde entonces me da miedo irme en el corredor, porque ya tengo desconfianza” aseguró Mayra.
Las mujeres en el transporte público son violentadas de una manera voraz. No hay mujer en Quito que no haya vivido alguna experiencia incómoda en el mismo. Según una encuesta realizada en el 2011 en las administraciones Quitumbe y Eloy Alfaro, el 68,4% de mujeres manifestó que había sufrido alguna vez acoso sexual. El 17% de estas denuncias se generaron en las calles, transporte o algún otro tipo de espacio público.
En el Ecuador el machismo sigue presente en muchos de los hogares, los hombres aún creen que la mujer les pertenece y que tienen el derecho de maltratarlas por la creencia de que estas son inferiores a él. No se propaga una cultura de respeto hacia la mujer, en el que una chica como Mayra o como tantas otras pueda salir a las calles, y utilizar un transporte público sin tener siempre esa sensación de sentirse acosada, sólo por una mirada o por una acción. Si alguien, si alguna persona decidiera recoger los testimonios de las mujeres que son usuarias de corredor no solo se encontraría con historias como la de Mayra, sino también como la de Pamela Zambrano, de veinticinco años.
- “Salí de mi casa en dirección a la universidad, me senté en un asiento cerca de la puerta para salir del bus y más o menos cerca de Chillogallo el bus empezó a llenarse, allí subió un señor vestido con un traje formal y una carpeta en su mano, se paró a mi lado, trataba de pegarse lo más que podía hacia mí, yo ese día me fui con una blusa escotada, entonces el señor con la carpeta en su mano, intentó tocarme los senos.
Yo puse mi maleta delante de mis pechos para que no me toque, pero a veces el bus frenaba de golpe y el señor era como si a propósito se botara encima de mí, entonces a mí me molestó esa situación y a parte de mi bolso puse mi brazo para que no me tocara, pero el señor seguía con esa intención de quererme tocar e incluso sentía que me estaba mirando. Era bastante incómodo, pero ya hubo un momento en el que ya no soporté y le dije, que se alejara y se haga un lado”.
A pesar de que estas historias son más frecuentes en mujeres, también hay ocasiones en las cuales el protagonista es un hombre. Francisco, de 25 años, cabello negro, tez trigueña, ojos negros y contextura gruesa toma el recorrido que lo lleve a su domicilio, en el transcurso del viaje se sube una mujer mayor de unos cuarenta años de edad, se para junto a él, y en un instante lo toca en sus partes íntimas a mano llena, lo mira, se ríe y se baja.
En Quito según la encuesta realizada en el 2011 para la campaña “Quiero andar tranquila: calles sin acoso”, hay 1 550 380 mujeres en el distrito Metropolitano de Quito, más del 50% de la población. El 44% de las encuestadas han sufrido algún tipo de acoso sexual en espacios públicos.
RESULTADOS
·         Entre el miedo a sufrir acoso y las miradas morbosas hacia las mujeres las cifras reportan un 60%.
·         Casi la mitad de las mujeres encuestadas (46%) responden que algún morboso se arrimó a ellas con intenciones sexuales
·         En dónde se detecta mayor incidencia de la violencia sexual callejera: Trolebús (55%)
Marcelo Negrete de veinticinco años dice: “creo que más allá del acoso, hay un tema mucho mayor que es el tema del transporte público, la gente no tiene dignidad ni para irse a su casa, es por esto que muchos se aprovechan, y no sólo a mujeres sino también a hombres, vos estás ahí parado y viene un man y se pone atrás tuyo, y en serio te puntean y vos te pones así como de lado, si hay casos, pero en mayor porcentaje es a las mujeres”.
¿Cómo puede una mujer circular tranquila por las calles de Quito si mientras camina siente las miradas morbosas, escucha los piropos insultantes a su dignidad y para aumentar con este calvario tiene que soportar las manos abusivas y los toqueteos mal intencionados en el corredor? Pregunta aun sin respuesta, el cambio se debe dar desde la cultura ciudadana. La agresión, debe parar. Este 25 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra la Violencia de Género, pero más seguro sea que aun ese día las mujeres sufran un acoso más.
“Antes cogía este bus, un hombre intento tocarme la parte de atrás, y me asusté mucho, desde allí ya no cojo más el corredor”, asegura Jaqueline delgado de 21 años.

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