viernes, 17 de enero de 2014

Casos de la vida



Casos de la vida

Por: STEFANNY ORTIZ


Un escalofrió recorrió el cuerpo de Eduardo al ser detenido por el caso “Avalancha”. Todo empezó hace un año diez meses cuando el fue en busca de su esposa María a la Policía Judicial de Quito (PJ) y se llevo la sorpresa de que se había emitido una boleta de captura en su contra.
¿Y, ahora quien se hará cargo de los gastos, quien cuidaría a de sus seis hijos si sus padres se encuentran presos?. Se pasea por el patio de la prisión, Eduardo, la única salida que encuentro para olvidar mi martirio es consumir droga, caigo en depresión y empiezo a fumarme una manzanita para escapar de la tristeza que me rodea al recordar a mis hijos.
Las nuevas reformas del Código Integral Penal como toda reforma tiene algo bueno y algo malo, el hecho de que las penas sean más fuertes ayuda a que las personas tomen conciencia y puedan portarse mejor y que ya no cometan nuevos delito, Piedad Almeida, Abogada del Centro de Rehabilitación Social de Varones N 3 de Quito, afirma  que
Piedad, no se puede negar que los centros les falta infraestructuras, falta de algunos implementos pero también el interno tiene ayuda psicológica, hace trabajos, esta compensado con deportes, se los organiza el sistema carcelario en una mínima situación también los ayuda
Respecto a las visitas se ha tomado a nivel del ministerio de justicia una nueva organización , la visita ahora entra a las ocho, ya no está esperando afuera , se ha implementado unas carpas y se ha tratado de mejorara en ese sentido y se ha obtenido un buen resultado, conversa la abogada.
Respecto a los estupefacientes no se puede negar, puede ser que a través de las mismas visitas pasan esas situaciones, no está controlada en una totalidad se ha tratado pero si existe.
En la prisión se les incauta las drogas encontradas y los guías hacen un parte y ese parte se envía junto con la droga a antinarcóticos y un escrito a nivel de los directores del centro para la investigación y al interno si es una cantidad que sobrepasa el límite, si la droga encontrada es mínima, se le manda a la fiscalía para que se le investigue y sigue el tramite correspondiente, pero internamente el interno tiene parte y eso le quita meritos para la rebaja de condena.
El “Puma”, 36 años de edad expendedor de droga, a veces quisiera salir de aquí ser libre y poder disfrutar de la compañía de mi familia, pero sin embargo no me puedo quejar, mi estancia aquí es llevadera el expendio de droga dentro de la cárcel es mucho más rentable que afuera . Yo desde aquí puedo mantener a mis hijos y a mi esposa.
La semana pasada el paquete de droga que me pasó mi señora se acabó rapidito, lo único malo es que uno tiene que buscar la manera de trabajar para subsistir, por ejemplo hay tres maneras de meter la droga. La más utilizada es la de los zapatos, ¡uno tiene que ser pilas pana!.  Los días que no son de visita tus familiares te hacen pasar víveres, ropa y comida, después de la revisión dejan que guardes la cosa es ese el momento oportuno para meter el paquete dentro de los zapatos con cuidado de que te encuentren. De ahí se entregan las cosas al pasador y el nos las hace llegar sin sospecha alguna. Otra de las maneras es tener un aliado alguien de afuera que ingrese la droga sin problema, estoy hablando de los guías penitenciarios y la última es que te lancen desde el Centro Provisional de detención (CDP) al techo de los baños  de la cárcel eso lo deben hacer con mucho cuidado y a una hora especifica 18:00pm. Luego alguien va a tomarlo y el producto llega a mis manos para  su expendio.
Con esto concuerda Peter, uno de los presos de la Cárcel N 3 de Quito, arrestado por robo calificado, pasa la mayor parte del tiempo en el calabozo para evitar el cobro de sus deudas, ya que todo lo que tiene se lo ha fumado. Sobre su piel son evidentes las laceraciones y los moretones que le dejan los mismos reos al agredirlo por no pagar el dinero que fía y debe a los expendedores ilegales de droga. Sé que está mal y me meto en muchos problemas pero es una necesidad inexplicable que tengo, la formas más brutal que han tenido para cobrarme es cogerme entre cuatro, encerrarme a la fuerza en la celda donde hay una viga donde traspasan una sabana y nos cuelgan como que nos van a ahorcar , sientes que la vida se te va, te vas asfixiando poco a poco y a mas de esos los cuatro te golpean puñetes, patadas para que aprendas a pagar los cuatro o cinco dólares que debes a los expendedores, Peter. Su hermana menor Alexandra es a quien acude cuando las deudas lo están matando.

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