sábado, 18 de enero de 2014

UN ENCIERRO - UN MUNDO DIFERENTE PARA TODOS

UN ENCIERRO - UN MUNDO DIFERENTE PARA TODOS
Por: Moreta Marcia
Nadie sabe el otro mundo que tiene Quito. Un mundo donde todas las personas buscan salir de su encierro. Un encierro que les tiene atados a no realizar nada, no mirar nada, no pensar nada e incluso a no sentir nada. En la calle principal Vicente Roca fuerte,  se encuentra el Centro de Detención Provisional de Quito (Hombres). Las personas se reúnen todos los martes y sábados desde las seis de la mañana hasta las once del día dependiendo el bloque que les toca la visita. La Policía ubica a las personas en una fila de acuerdo a como van llegando, les dan turnos para su ingreso, a algunos mandan a sacar copias y a otros les retiran las cedulas. Todas las personas corren como caballos asustados ya que en ese instante todo es un tumulto y un caos.
Hay una señora en la esquina del CDP (Centro de Detención Provisional), sentada en una silla de plástico color azul, la señora guarda celulares, correas, gorras, cintillos entre otros objetos que son prohibidos de ingresar al CDP. Varias personas se dirigen a la tienda del frente para dejar sus objetos, en donde aprovechan para comprar pan, galletas, chocolates, bebidas. En la calle principal hay varios puestos de ventas donde se encuentran manzanas, peras, mangos, melón, sandía todo en una sola funda por un dólar. Ciertas personas compran esos productos otras prefieren ir a comer un plato de guatita que contiene arroz, huevo, mondongo, aguacate, lechuga y claro acompañado de un buen café, todo esto antes de ir hacer una larga fila de espera.
El sol empieza a salir y las personas empiezan a incomodarse. Un chico trigueño, alto, con zapatos verdes fosforescentes, pantalón jean azul y camiseta negra, empieza a gritar -ya queremos entrar, habrán la puerta-, utiliza palabras soeces para dirigirse a los policías, uno se acerca a él y con un tolete le pega en el estómago, gritándole menciona (tu no mandas aquí, aquí mando yo), este policía alto, piel obscura, ojos negros y su uniforme verde con negro, utiliza unas botas negras que le llegan hasta las rodillas lleva un tolete en su mano y una motorola en la mitad de su cintura. Las personas que se encuentran a su alrededor asustados solo miran, como el chico acostado en el piso cierra sus ojos, por su rostro caen dos lágrimas a lo mejor serán de dolor o de rabia nadie sabe ya que solo miran.
Los guías en las puertas de ingreso al CDP empiezan avisar a las personas que están en la fila -que van a pasar pero solo una visita por preso-, para poder ingresar hay que presentar la copia de cedula y el turno asignado al momento que llegaron. Andrea Rodríguez, guía penitenciaria del CDP, 26 años de edad, blanca, ojos negros, vestida con uniforme azul, de un metro  sesenta y dos de alto, menciona que las personas que ingresan al CDP, son aquellas que aún no tienen sentencia, mientras que los sentenciados se encuentran en el penal, informa a las personas que se descubran el brazo derecho porque se les pondrá un sello antes de ingresar.
Carla Heredia, de 28 años visita a su padre, cuenta que -lleva haciendo esta larga cola cinco meses, desde que su padre fue detenido con un gramo de base de cocaína en el parque del El Ejido de la cuidad de Quito-. Carla demuestra estar indignada porque los procesos judiciales no se aceleran. Sin prestar atención a la conversación obtenida, Carla fija su mirada a  una puerta negra con varios tubos, que divide a los presos de sus familiares. Las personas empiezan a ingresar y los guías  revisan todo el cuerpo de las personas, para ver si ingresan algún objeto no permitido en su cuerpo.
A los hombres les hacen poner contra la pared con las manos arriba, mientras que a las mujeres les meten en una carpa tapada para su revisión. Hay que caminar por lo menos tres metros al fondo para llegar a una puerta ploma pequeña, esta no pasara de un metro de alto para poder ingresar donde están los presos. Es un callejón de cemento con paredes altas a ambos lados la pared del lado derecho está dirigida hacia los presos y la del lado izquierdo es la que se dirige a la calle donde más de 100 personas siguen haciendo cola para poder ingresar. Miriam Hernández, de 27 años, no es precisamente la cantante famosa, sino más bien es una mujer que se encuentra sentada en el piso con tres costales uno de color verde, un rojo y un amarrillo, lleno de compras, ella visita a su primo en el CDP, El chico está preso por ocasionar disturbios en el estadio de Sangolquí- Quito, ella lleva mucho tiempo esperando en la cola, menciona que su primo se encuentra con “narcotraficantes, ladrones, asesinos hasta sicarios”.  Miriam es la séptima mujer en la fila que espera desde las seis de la mañana  para poder ingresar al CDP.
Al entrar por esa puerta ploma se divisa a varios hombres, algunos de ellos agarran el hombro de las visitas diciendo al oído -a donde te llevo-, al mismo tiempo otro te coge del brazo y dice -te llevo yo-. En el piso se ve a varios hombres que están con mujeres besándose en  pleno patio, otros juegan con un balón viejo esperando que alguien mencione su nombre, otros gritan a sus familiares que se encentran en un balcón, parados en pleno patio saludan con mucha emoción en sus rostros. Un chico que le apodan brother llora apegado a una de las grandes paredes que lo rodean las causas nadie sabe porque nadie se acerca a él. Los guías están parados por los techos como espantapájaros, mientras que los demás caminan de lado a lado como guardias de seguridad viendo a los presos y a sus familiares. Arriba de las pares hay alambre enrollado con picos de botella rotos y unas casitas como las que utilizan los guardias de seguridad para su protección, desde donde se puede divisar todos los pabellones de los presos.
A la distancia se encuentra Kevin, sentado en una grada agachado la cabeza, vestía una camiseta roja, un pantalón negro y unas sandalias, está detenido provisionalmente por narcotráfico. Carla Padilla, una chica de 20 años, pequeña, color de ojos negros, cabello rojo,  amiga de Kevin no puede creer como una persona tan tranquila y trabajadora este presa injustamente, menciona que Kevin trabajaba de albañil, nunca dio indicios de trabajara vendiendo droga.
Kevin Fuente, un chico de 25 años de edad, trigueño, gordo, menciona que está preocupado porque su mujer y una amiga también están presas, a él lo acusan de narcotráfico, duerme en un piso de cemento con una cobija vieja, en el piso se encuentran ollas, comida, ropa de los presos más antiguos, nadie le puede traer todo lo necesario ya que su familia vive en Guayaquil, en su celda se encuentran dos camas en donde duerme con seis chicos, todos detenidos por diferentes delitos. Kevin con lágrimas en su rostro dice que tiene que pagar 120 dólares americanos para poder dormir en una cama. La cárcel para el es un mundo nuevo, ya que tiene nuevos amigos a los cuales no sabe cómo tratar, como hablar o como defenderse a un maltrato que solo se hace evidente en las noches. Kevin espera que su abogado reúna todas las pruebas necesarias para poderlo sacar de ese mundo al cual no sabe como llego y del cual no pretende sobrevivir.
El Subteniente Andrés Córdoba, quien llevó a cabo el operativo de Kevin Fuentes, su esposa y una amiga, se encuentra en el penal, sentado en una silla negra a lado suyo un televisor y un escritorio, supo relatar cómo sucedieron los hechos que llevaron a la captura de Kevin. Todo aparentemente inicia con una llamada anónima en la cual informan que una pareja de ciudadanos distribuían sustancias ilícitas en el sector de Santa Barbará al sur de Quito. Empieza el operativo ubicando al taxi y una vivienda de una mujer colombiana. “Siendo 07h30 de la mañana de un inmueble salía una pareja de ciudadanos, los mismos que abordan un taxi y se dirigen al barrio ex combatientes del 41 al domicilio de la señora de ciudadanía colombiana quienes retiran una funda de color negro y entregan a un vehículo. Con éstos antecedentes se ha solicitado el allanamiento e incautación de los inmuebles, una vez con ésta orden se procede a observar a los tres sujetos donde se embarcan en un taxi, a la altura del parque de los tubos interceptaron el vehículo donde se observó una funda con una sustancia presuntamente droga; por lo que se ha procedido a detener a los señores MORETA PEREZ MYRIAM ELIZABETH, FUENTES FIGUEROA KEVIN EMILIO y DELGADO PELAEZ ROSA ANGÉLICA, donde el Fiscal abalizó la detención de los ciudadanos, y posterior se realizó el allanamiento a los inmuebles; el primero en el inmueble ubicado en el Barrio Ex Combatientes del 41, donde específicamente se ha encontrado una funda plástica con una sustancia amarilla presumiblemente droga; un paquete tipo bloque conteniendo una sustancia vegetal verdosa compacta; en un recipiente metálico con una sustancia amarillenta presumiblemente droga y en el piso un bloque con una funda plástica, donde en su interior estaba una sustancia presumiblemente droga; todo esto da un peso bruto total de 61.835 gramos de marihuana y 4 gramos de cocaína.- En el Barrio Eugenio Espejo se encontró la cantidad de 3.920 dólares americanos donde es entregada en manos de la hermana de la señora Moreta Pérez Myriam. Por encontrarnos dentro de las 24 horas de detención solicito se califique la flagrancia y la legalidad de la detención”.
A una pregunta formulada que ¿Porque no fue detenido el taxista? el subteniente menciona que el Señor Roberto Buenaño no pudo ser detenido porque realizaba su carrera del día, es solamente un taxista, no se encontraron evidencias que lo pudieran incriminar. Según Roberto “la funda no era de él así que él no tenía nada que ver en ese asunto, se negó a dar más versiones del caso.
Las investigaciones siguen. Mientras que  Kevin Fuentes se encuentra en prisión preventiva encerrado en la cárcel esperando una respuesta de la Jueza que lleva su Juicio.
Las cárceles deberían ser un centro de rehabilitación, no un centro donde todos los detenidos son mesclados sin razón alguna, el Estado Ecuatoriano debería agilitar los procesos de investigación para que las personas privadas de su libertad sean sentenciadas a una condena o por otro lado  liberadas. Todos los presos en el CDP son mesclados en una misma celda. La pregunta final sería ¿Hay una rehabilitación o más bien existe un daño que se les realiza a las personas que ingresan a un centro penitenciario?









FUENTES:
Kevin Fuentes: No pude obtener grabación porque no permiten el ingreso de grabadoras al CDP, a pesar de eso pude constatar en las condiciones que se encuentra.
Andrea Rodríguez: Guía Penitenciaria del Centro de detención Provisional. 
Carla Padilla: Amiga cercana de Kevin Fuentes.
Miriam Hernández: Una mujer que se encontraba afuera del CDP.
Carla Heredia: Una chica que esperaba en los últimos lugares de la fila para poder ingresar al CDP.
Subteniente Andrés Córdoba:   Comando el operativo.
Roberto Buenaño: Taxista que conducía el vehículo donde fueron capturados los detenidos.

Consejo de la Judicatura: Función Judicial de Pichincha, Consulta de procesos. El número de causa 2013-2994.

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